¿Amor?

El otro día leía antes de dormir poesía francesa, me dejó tan buen sabor de boca,
que quería compartirles algunas de esos increíbles poemas, sólo que olvidé el libro
en casa, intentaré algún día escribir en casa, se vuelve complicado, siempre hay otras
interesantes cosas que hacer.


Lo que intento contar es una pregunta que surgió mientras leía ¿qué provocaba tanta poesía?
¿qué fue lo que pasó para que se haya perdido esa costumbre? ¿la vida en la actualidad es más frívola? 


Sin duda el amor ha cambiado, el sentimiento de entrega total y abnegada, la duración de los
matrimonios se ve afectada por todas las opciones con las que contamos, el internet nos pone
en contacto con personas de todo el mundo, personas que según su descripción tienen mucho
en común con nosotros, que hacen lo que nos gusta y buscan lo mismo, todo esto sujeto al
momento de conocerse y descubrir  si existe esa química cibernetica. 


¿No será que nos hemos vuelto demasiado prácticos? Todo nos parece del género bobo, como diría
Nacho Vegas, encontramos todo esto tan simple, gastado y cliché que nos perdemos la posibilidad
de disfrutar de la ñoñería rosa con la que soñábamos a los 15.


Puedo decir que en mi vida hay muchas partes rosas, hay poesía, hay ñoñería, pero encuentro verdaderamente desconcertante que a la gente le parezca algo molesto o incómodo, pero los horrores que encontramos diariamente nos parezcan algo muy natural.


Esa capacidad de emocionarnos, escribir cartas de amor, poemas con o sin rima, canciones en el violín o en la compañía de un fabuloso piano (por lo menos del tarareo sin ritmo), de llenar nuestro universo de flores, de estrellas fugaces a las que pedimos deseos, monedas a la fuente de la fortuna, canciones que hieren o alegran los corazones, levantarnos con un beso en la espalda y una sonrisa que ilumine toda una galaxia, esa capacidad es la que nunca debemos perder.


Esa capacidad de aparecer mencionado en mayúsculas, entre líneas, con elegancia o simpleza en un blog, esa nunca la perderé y me quedaré con las ganas.


He dicho.

Dignidad, la palabra desconocida.

La verdad, la verdad, si.


Un adiós no debe de ser interpretado como un tal vez, puede ser, ojalá , quisiera que, lo que yo desearía es que, etc.


Aprendan con un carajo a decir adiós con ganas, con deseo, con energía, y si te dicen adiós, pues ¡ACÉPTALO jooooooooooooooooooder!


Al parecer la palabra dignidad para algunas personas no tiene mucho sentido, no logran adaptarla a su vida, bueno, creo que ni siquiera saben que significa.


Ni con toda la poesía del universo hay que perder la claridad de una idea o la simpleza de una situación, no existe nada más patético que la clásica persona que se va sentida, se da la vuelta y regresa al poco tiempo pidiendo una explicación, un porqué o pidiendo perdón (ni siquiera sabe de qué).


En verdad no logro entender, será que nunca he sido así, si tengo que disculparme con alguien lo haré, en el momento y aceptaré lo que quieran decirme, si digo adiós, es como aquella canción que dice:
 ¨Cuando digo no, es no¨.


Espero que quede claro, aunque a esas personitas ni con peras y manzanas.


Meh.

Simbolista

Me molesta ser tan simbolista, seguramente la palabra no está bien aplicada a lo que comento pero me resulta tan molesto que algo o alguien pueda joderme una palabra, canción, comida, aroma y demás.


Tal vez la palabra debería ser ¨engranada¨ ¨sentida¨ ¨dramática¨, me gusta más mi versión y decir que aunque lo intento me resulta increíblemente complicado no relacionar momentos o sentimientos son todo, pero eso definitivamente no me hace especial, estoy segura que a todos les pasa, como odiar un nombre por que lo relacionas con fulanito o fulanita, en mi caso es igual pero con TODO.


Y así poco a poco soy una acumuladora de sentimientos y rencores pendejos en mi cabeza que hacen que me duela el estomago, ahora ya no puedo comer de todos los cereales, ni pensar en suerte, tomar todas las bebidas, disfrutar todas las canciones.


¿Qué weba verdad?

Smoking room

Déjame gritar en poesía,

permite que estruje tu cuerpo

con las ansias de la ausencia.

Invítame a beberte

y embriagarme de tu inconsciencia.

Arrástrame los metros que quieras,

recuérdame dos horas antes

mientras golpeo tus rodillas.

Deja en el mar las ataduras de tu conciencia,

implora por la buena suerte

para encontrarnos en carne y no en letras.