Te entregas a los dioses
a los hombres no los nombres al menos esta noche.
Han pasado demasiadas cosas,
he encontrado demasiado y no he tenido el tiempo de ponerlo en letras.
En pensado en mil poemas, un millón de cartas y quinientos reclamos,
termino por nada, empiezo por todo.
Qué eran los dioses?! si no lo intocable,
lo impasible e imposible,
lo hipnotico, lo idilico y delictivo.
He bebido de aquellas aguas sagradas,
del veneno mortal de las antiguas palabras,
del arómatico desvelo y el placer de la lentitud.
Regresar al desierto a buscar
las tormentas que peleaba en tus brazos,
me resuena en otro idioma.
No puedo caminar, ni encontrar los caminos,
perdí la vista cuando mis ojos se estancaron
en tu mirar.
Las marcas revelan que fue más que un sueño,
no hubo siquiera la opción ante el desvelo de tu
silueta marcada por las llamas de luz que quemaron
nuestras pupilas.
Es necesario explicar la perfección,
la libertad y la delicia de improbables coincidencias.
1 comentario:
nos hace falta una tarde lluviosa y oscura en esta pinche soleada ciudad...
...mensa!
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